Recuerdos de un Cirujano Taurino

Dr. Raúl Morales Maruri

Dr. Cirujano Taurino

Martes, 22 de marzo de 2011



 
 
    Vaya mi primer abrazo a D. Julio Mendoza Cirujano del lugar y a todos Médicos taurinos amigos de congresos y afinidades y a la buena gente de esa bella tierra.

     Lo primero es lo primero. El frío y la penumbra se apagan, La alegría llega mezclada con el aire del mar, el sol, el buen tiempo y…. nuestra fiesta nacional.

     A pesar de pesarosos. ¿Quien nos la podrá quitar? Si la llevamos dentro desde nuestros primeros juegos de niños.

     Las raíces; que alguien diría.

     El alma genética común a esta parte del mundo, que seguro que todos la llevamos impresa en nuestro ADN.

     Desde el albor del tiempo, nos lo cuentan los pintores cavernarios, los frescos y pinturas posteriores. En Mesopotamia ya era antiguo el nervio necesario para poder acercarse al Uro ya sea para buscar alimento o quien sabe si por sentir el subidón de enfrentarlo o incluso acercarse a la fiera para afirmar su valor o entretenimiento?

     En fin. De lo que se trata aquí es de hablar de lo que me corresponde como Cirujano Taurino que soy, para servirles y desde hace tres decenios.

     Y en efecto como ha cambiado la asistencia de nuestras enfermerías.

     Cuanto han cambiado las normas legales que las regulan.

     Cuanto han cambiado las mismas enfermerías.

     Cuanto ha cambiado el personal que las integran.

     Y cuan poco a su vez, difiere todo desde entonces.

     Cuando comenzábamos en estas lides nuestros ínclitos amigos, a la sazón novilleros de la época y hoy ya bastante retirados. Ojo con el bastante, porque de retirarse, retirarse aquí nadie se retira.

     Llamaban el lunes a sus amigos los médicos recién reclutados para contarnos lo poco que habían visto en la enfermería de turno. Decían una ¡Caja de zapatos con dos vendas y esparadrapo¡ y nada mas.

     O en su defecto, cualquiera de ellos, para pedir consuelo físico para los porrazos del alma y del cuerpo que arrastraban del día anterior; cuando no paliza multi traumática del ruedo.

     En esos tiempos nosotros también teníamos pelo, bastante menos experiencia y muchas ganas de trabajar; pero sobre todo mucho Miedo.

     Nadie sabe el miedo que podemos pasar los médicos en una plaza de toros. Rectifico: el miedo que paso yo y creo que pasan los demás, o que al menos parece.

     El miedo a cuando llegue una femoral… y al final…..llega.

     Pero cambiemos de tercio.

     El estado actual de nuestro desenvolvimiento profesional lo hemos cambiado nosotros.

     Nosotros los profesionales que hemos ido presionando a todos los estamentos circundantes hasta que hemos conseguido que diferentes poblaciones con nombres concretos hayan inaugurado nuevas enfermerías que son hoy su orgullo.

     Para contar esto haría falta mucho que contar. Pero el orgullo y más todavía, la tranquilidad de ver los elementos de quirófano en su sitio, donde tu has escogido y dotado de los elementos de trabajo, donde antes no había más que lo que podía llevar el propio equipo médico, es algo que no tiene precio.

     Desgraciadamente estas dotaciones que cada uno de nosotros hemos conseguido, se cuentan, en el caso de nuestro equipo, con los dedos de una mano.

     Antes escribía: Y cuan poco a su vez, difiere todo desde entonces.

     Y es así porque el tema tiene contra-partidas diferentes y depende de múltiples factores que siempre tienen que ver con el dinero. Digamos por ejemplo que los empresarios taurinos no pueden invertir lo que cuesta un quirófano en cada plaza de toros cuando a lo mejor llevan veinte plazas al año y no son los dueños de estas.

     En efecto se da hoy la paradoja que algunas nuevas plazas de toros figuran como centros multi-usos porque no exigen enfermería. Dos plazas de pueblos importantes de reciente construcción entran en este apartado. Y estas dos plazas no tienen quirófano.

     Y este problema se resuelve con las llamadas uvis.

     Lo que yo opino de la uvi como enfermería, ya no como quirófano, prefiero omitirlo.

     Solo sugiero que quien quiera haga la prueba y además de la camilla, armarios, silla del acompañante y enseres necesarios de la ambulancia; porque una uvi es una ambulancia, intente meter en ella a cinco personas y les quede espacio para trabajar.

     Las cinco personas son: el herido, dos cirujanos, anestesista y quien les pasa lo que hace falta (digamos quien lleva la uvi) Además, el resto del personal se tiene que quedar fuera: un médico y un enfermero.

     Pero pasando a lo mayoritario, (quiero creer que lo dicho antes no lo es.) Creo fervientemente que los cirujanos, médicos taurinos y todo el personal sanitario hemos DIGNIFICADO de sobre-manera lo que es nuestro trabajo y lugar de trabajo.

     De la caja de zapatos de antes…. a los instrumentales y materiales que hemos llevado desde el principio a trancas y barrancas. Habiendo sido muchos los sanitarios que hemos llevado a cabo esta epopeya. Ha sido muchas veces Cirugía de Guerra y enfrentamientos y reuniones con empresas, ayuntamientos, legisladores, etc.

     Nuestra Asociación Nacional de Cirugía Taurina también ha participado en todo este calvario aunque el legislador no nos ha tenido mucho en cuenta. Hemos intentado colaborar en la aplicación de las nuevas las normas en nuestra comunidad, etc.

     Es mucho lo que se ha andado; pero también es mucho lo que nos queda. Tenemos que lograr que se unifiquen los medios en las diversas autonomías, que los Profesionales no terminemos de perder el control de nuestro quehacer a favor de advenedizos que controlan medios que sirven para lo que sirven.

     Tenemos que solucionar problemas tan serios como la carencia de especialistas que son escasos incluso en la medicina estatal. Que la falta de estos especialistas no se sustituya por lo que no pide la ley y que en general En Todos lados todo sea igual.

     Perdónenme la pesadez. Solo quisiera que quien lea esto sepa que donde haya un médico taurino, sepa que en todos los aspectos de nuestra práctica, todo lo que hicimos fue lo que se pudo hacer.

     Que todos nosotros llevamos como orgullo pertenecer a la familia del toro. Y que creemos firmemente que no somos nosotros los que llevamos la manija de este asunto; sino que son los toreros quienes nos han adoptado como su familia.

     Y si no lo creen pregunten.

    Raúl Morales Maruri
    Cirujano Taurino
    Sevilla.

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